Hoy me quedan doce días para cumplir un año más, para darme cuenta de que el tiempo pasa y yo sigo aquí esperando. De que no soy capaz de abandonar todo aquello que me molesta. Tal vez por pena, tal vez por amor.
La mala leche acumulada durante estos años ha moldeado una arruga a modo de ceño fruncido, que reina sobre mi frente y me da un aire crítico.
¿Y por qué no abandono? Porque sufro cuando salgo corriendo. Porque me duele lo que le pase a los demás. Porque a veces me gustaría borrar mi lado empático y ser más hombre.
¿Y tú? ¿Qué haces ahí sentado? ¿No te das cuenta de que estoy esperando a que me rescates? Llévame lejos, al monte que siempre me dices. Baila conmigo todas las noches y ráscame la espalda. Bésame el pie y rodéame la cintura. Déjame acariciarte el pelo.
Ay, Marcelo Marcelo.. sácame de aquí, libérame de mi armario que me aprieta los pechos y no me deja respirar, ¡no tengo espacio! -reclamaba a gritos la prisionera-
ResponderEliminarHasta Uma hubo de romper sus preciosas uñas a golpes, -respondió el joven escritor gay- al salir habría largas cabelleras que agarrar, potentes manos entre las que dejarse rodear, y hasta algún que otro pie diestro, amante de la buena música y los mejores bailes, con el que pasear al amanecer acompasado de una montaña preñada de bruma.
¿Y tu? ¿Qué haces ahí sentada?
Pues estoy aquí sentada porque tengo un virus, realmente tengo el pecho comprimido -y sobre todo las tetas- y me siento un poco atrapada. Mi doctorcita me dijo que no tomara el sol y que no me diera el viento, pero que mañana podría irme a zurrir tanto como yo quisiera. No quiero estar aquí sentada, mañana me levanto y me voy tan rápido como pueda, que tengo una cuenta pendiente con alguien, sr. anónimo. Y que quiere que le diga, que ahora mismo me iba yo a la playa, a esta o a la de más allá. xx
ResponderEliminarEncontrada la medicina, gritó doctora, con la voz aún entrecortada por la emoción. No hará falta implantar el gato pulmonar para mantener el esternón lejos de las vértebras. Excluidas todas las soluciones quirúrgicas, nada que romper, nada que violentar, De momento un beso a sido suficiente para enternecer una legión de bacterias rebeldes. Juntemos ahora nuestras camas y durmamos, al menos esta noche, cogidos de la mano. Así, mientras yo me curo, me curo también. ¡Más flumil! ¡Chorretones de penicilina! unos baños de vapor.. siguió exclamando la doctora, por suerte ya nadie le hizo caso..
ResponderEliminarLa cuenta está saldada.
diga 33
ResponderEliminarroto el cielo
ResponderEliminarel suelo inundado de sol
agarra fuerte esos claveles
vamos a viajar muy rápido,
a reir veloces.
roto el cielo,
el suelo sujeta los capullos
hay flores por todas partes
de gente que viajaba deprisa
¿reirnos un rato?
si.
Si el cielo se rompe mañana
ResponderEliminarprefiero darte un beso ahora
llenarte el pelo de amapolas
y bailar, bailar.
si?