Las manos, el universo contenido.
Había empezado a refrescar. La mañana era soleada y el viento soplaba ligeramente.
Esculpíamos como posesos. Yo me arañaba con la herramienta y con la piedra.
El profesor me hizo una consulta y me acerqué para responder. Estaba tallando una especie de gárgola a modo de fuente de jardín y quería saber dónde colocar el pitorro. Me miraba con los ojos grandes y azules y se interesaba por mi opinión. ¿Qué opinas T, por dónde debería caer el agua? Coloqué las manos sobre la boca de la figura en piedra. Sentí un chispazo y me ruboricé. El profesor había colocado su mano sobre la mía y me la acariciaba mostrándome por dónde iba a caer el agua.
Me separé y me hice la despistada. El corazón se me salía del pecho.
Me sentí agredida, violada de manos. Nunca he sentido nada igual.
Mis manos, mi universo.
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