Son las 22:30, nochebuena, acabo de terminar de la cena. Toda la tarde en la cocina preparando manjares que hemos devorado en apenas 30 minutos. Ahora sólo me queda irme al bar a beber hasta ponerme tan ciega que no recuerde ni mi nombre. No me gusta esta noche. Me pongo triste. No comprendo la Navidad. No entiendo nada.
Me voy a colocarme un vestido nuevo que me han regalado. Es de cuadros. Me lo pondré con unas medias que tengo rotas y recogeré el pelo, sí, y tal vez me pinte los labios rojos.
Sigo sin entender nada. Me voy. Ah, que no se me olvide, feliz navidad.
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