Yo no elegí nacer. Partiendo de ahí, prefiero que no me reproches más cosas. Estoy cansada de tu rutina, de tus insultos, de tus pensamientos, de tu manera de hacerte la víctima conmigo. Ni me entiendes ni te entiendo. Nuestra relación es absurda y ridícula. Es forzada. Somos como el matrimonio que no se divorcia por el qué dirán. Nunca has sabido lo que te decía. Siempre he sido mala. Siempre te hago daño. Entonces, ¿por qué se supone que me quieres? ¿Por qué dependes de mí? Voy a abrigarme, que aquí hace frío. Voy a cerrar los ojos.
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