martes, 14 de diciembre de 2010

HASTA SIEMPRE



Qué triste, se me escapó una lágrima junto con una sonrisa. Recordé.

Murió este gran señor. El me hizo vivir el mejor momento musical que he tenido hasta ahora. Acabé llorando y con escalofríos de placer al mismo tiempo. Riendo.

Soñaba con el día en que volvería a verte, casi sin quererlo, como aquella vez.

Qué pena. Le mando un beso, señor Morente. Descanse en paz.

domingo, 12 de diciembre de 2010

TARONJA


Y perderme en el mar verde de tus ojos

Y sentirme débil de repente

Oler a especias, espuma e incienso

Besar las naranjas y el viento

miércoles, 17 de noviembre de 2010

LET'S DANCE AGAIN

Misma fecha año anterior, mismo estado. No vendría mal un poco de música para mover el esqueleto y salir de este círculo enfermizo. Tos, mocos, qué poco me gusta estar enferma. Menos mal que ha venido este hombre a visitarme esta mañana. Bailemos de nuevo.



lunes, 15 de noviembre de 2010

PEQUEÑO HOMENAJE



El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño


El tiempo va sobre el sueño
Hundido hasta los cabellos
Ayer y mañana comen
Oscuras flores de duelo


Sobre la misma columna
Abrazados sueño y tiempo
Cruza el gemido del niño
La lengua rota del viejo


Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo
El tiempo le hace creer
Que nace en aquel momento






martes, 2 de noviembre de 2010

RE-CONCILIA-TE


Qué dolor de muslada, y qué buenos que estaban los spaguetti con salsa de gambas. No he parado de decir interjecciones desde que regresé y de sentirme más aquejada y achacosa de lo normal. He recordado por qué me gusta tanto ir en bici y por qué no hago estas cosas a menudo.

martes, 19 de octubre de 2010

AUTUMN LOOP


Hay días en que hay que leer más a Baudelaire y menos a Whitman. Hay otros en que no apetece leer nada. Hay otros en que me apetece soltar las hostias que nunca di por ser educada. Hay días extraños y otros que aún lo son mas.

Hay días en los que uno se da cuenta de que somos unos egoístas y unos egocéntricos, de que tú eres cinéfilo y yo misántropa, de que podría haber aceptado la invitación a lasaña de merluza en lugar de pensar en modo bucle, de que me quedan 6 meses para tener la edad de Jesucristo, de que no te enfades porque no te ría las gracias, de que qué cansancio me entra y que pocas ganas de hablar (en parte porque estoy afónica y no me sale la voz del cuerpo), de que qué chulos son los conciertos ruidosos con cerveza gratuita, de que más que una amiga a veces pienso que tengo Obligaciones del Estado, de que me encantan mis nuevas zapatillas, de que aunque no quiera, las cosas que tú me dices me importan y esto es realmente lo que a mí me molesta.

Hay días en los que a una le apetece refugiarse en un rincón de la casa y pensar que está en otro bien distinto. Hay días que sueño que estoy en el Crane Lane.

miércoles, 6 de octubre de 2010

LOVE WILL TEAR US APART


Tetas puntiagudas decidió no ir a cenar con Oreja rasgada. Era mejor dejar el tiempo correr, beber cerveza y bailar al ritmo del olvido. Era absurdo. Volvería a sentir lo mismo: ojos que la escudriñan, que la juzgan, que le indican lo absurda que es su vida y lo feliz que sería al lado de alguien que la comprenda, alguien que la quiera distinto, como en las películas francesas.

Sí, ni se molestaría en llamar. Pero claro, había dado su palabra y entonces pensó que sólo si él volvía a insistir accedería a la cita, porque ella se consideraba una señora y siempre cumplía lo que decía. Pero realmente no quería ir. El la apabullaría con toda su corte de libros leídos, proyectos políticos, disertaciones filosóficas y más aún, profundizaría en su mirada.

A ella le entrarían ganas de salir corriendo y de llorar a mares porque él es el único que la ha mirado a los ojos y ha visto lo que había. “No, no quiero ir, pero he dado mi palabra. Tal vez debiera ir sin mas, cenar un día de semana en un sitio pequeño y no beber demasiado. Intentar retener sus golpes para que no me hagan sufrir”.

Oreja rasgada dijo un día que le gustaba Tetas puntiagudas por dos razones: porque era de las pocas personas que le llevaba la contraria y porque con ella se sentía relajado. Sin embargo a Tetas puntiagudas no le gustaba Oreja rasgada porque era un mentiroso. Manipulaba a todo el mundo que tenía cerca y siempre conseguía sus propósitos. A ella no le gustaba que la manipularan, que la engañaran, y sobre todo, formar parte de un juego de conquista absurdo.

A Tetas puntiagudas le gustaban las pequeñas cosas, la sencillez y las personas que le inspiraban belleza. No le gustaban aquel tipo de personas que va indagando para controlar al adversario y que acaban por transmitirle tan poco que mantiene conversaciones estúpidas sobre amantes fantasma o sobre su odio a la sopa.

Tetas puntiagudas sabía que mantener una conversación con el la entristecería. Oreja rasgada se encargaría de recordarle sus virtudes y sus defectos y le insistiría en que no es bueno que una chica de su edad ande sola por el mundo, que ya es hora de tener a alguien cerca. “Pero es que no quiero que nadie me limite”. “Mujer, eso es que no has encontrado a nadie que esté a tu altura”. “Es verdad, a mí me gustan los chicos altos”.

Mantendrían conversaciones sobre qué es el amor, sobre lo engañados que han estado este tiempo. Y al final, con el vino y el foie el intentaría besarla de nuevo, como a los dieciséis, pero esta vez a ella no le daría igual. “Yo nunca volveré a darte un beso”.

jueves, 16 de septiembre de 2010

DE PRINCESAS Y QUÍMICA II

EL TABURETE DE T

Me coloqué tras la columna pensando que estaría a salvo de los niños que jugaban a ser mayores en el bar, ni recuerdo su nombre pues quizás nunca me importó, ahora con el tiempo ha pasado a pasado a formar parte de la historia más absurda de amor platónico que he tenido jamás, quizás un mero sueño de esas historias que nunca pasan, quizás una parte de un querer encontrar. Cuando pedí la copa me sentí nervioso, no sabía bien porqué, de hecho mi amigo también me lo preguntó, ni siquiera respondí y me limité a sonreír, sabía que llegaría en un momento con mi prima.

Al acercarse la noté más cansada, más curtida en mil batallas de guerras que se han perdido, en eso me recordó a mí.

Después cuando me acerqué detecté un fino halo de rechazo, de defensa quizás y eso me resultó aterrador, tanto tiempo, tantas ganas de hablar y nadie que quisiera escuchar. No se cuando nos movimos, no se si lo hicimos a pie o a caballo, tampoco como llegamos hasta una mesa con cuatro taburetes, fue allí donde después de mezclar mis frases con las suyas en un vulgar papel cuando reconocí su mirada, la que podría reconocer entre mil personas, fue entonces cuando sentí la sensación de velocidad, la de saber que lo que ves te gusta, fue entonces cuando golpeé por debajo de la mesa mi pequeño reloj para que parase un momento, solo uno. Yo nunca le pido nada pensé.

Necesitaba ir al baño, quería comprobar una cosa, y me levanté y antes de entrar al mismo, supe que era ella, la princesa de mis recuerdos, esa que vive en un cuento personal que solamente puedo leer yo, esa que me pertenece porque ya se que nunca podré tenerla, y al volver a sentarme sonreíamos los dos, no se porque reía ella, si se porque lo hacía yo.

Me temblaban las rodillas y decidí agarrarme al taburete de T, y si no hubiese sido ilegal no habría soltado aquel pedacito de madera.

Más tarde ya en la calle, la abracé e inspiré profundamente, sabía que era lo poco que recordaría hasta volver a verla, probablemente sería mucho tiempo después. Luego al darme la vuelta, pensé, ¡Que cojones!, no te quedes con la duda y volví corriendo a su lado para que recordara la promesa de salir a cenar. Solo me pidió a cambio estas vulgares letras que esta noche plasmo sobre una pantalla que titubea de vez en cuando y mientras pienso, que diré si consigo sentarme con ella un par de horas sin el mundo a mí alrededor.

A T, a la princesa de coleta castaña y sonrisa despistada.

martes, 14 de septiembre de 2010

THAT WILL BE WILL BE


Los días ya no son iguales

Y el tiempo y la distancia van quemando lo que queda

Van partiendo en pequeños trocitos la tela

Deshilachándola, destiñéndola, descosiéndola


Yo quería largarme lejos, siempre he querido hacerlo. He rechazado una plaza vacante, un supermegacurro de esos a los que todos opositan. Tal vez sea imbécil. No, más bien soy retrasada o tonta del culo. Pero es que con el paso de los años he aprendido algo que he incorporado a mi vida como axioma y es que el impulso de saber que no, de que eso no te motiva, es ciertamente mayor a dedicarle un razonamiento temporalmente superior que tal vez acabase en error. Y prefiero ser tonta de capirote a pensar en si está bien o está mal, y seguir con lo que tengo.

Y lo que más gracia me hace es que en estos tiempos de crisis, yo voy rechazando megacurros. No se quién se habrá quedado con el curro pero espero que sea feliz con su elección.

jueves, 2 de septiembre de 2010

YOU AND I

" You and I
we might be strangers"


domingo, 29 de agosto de 2010

LA GITANA


Preciosa mujer de ojos de aceituna

De melena larga y oscura

De cuerpo increíblemente curvado

De cara de niña

Muñeca de mango

Agua fresca que renueva

Brisa cálida que abraza

Sangre caliente derramada

Golpe fuerte en la espalda.

Cómo sufren ellos

Al vete bailar

porque no eres suya

Cómo quisieran darte sus hijos

Y tener lazos contigo

Pero tu eres de hoy

No de mañana.

viernes, 20 de agosto de 2010

miércoles, 18 de agosto de 2010

ONE DAY LIKE THIS


"Even if life does not allow anything else it's not a good one but it's all I have"

martes, 6 de julio de 2010

ZANGOLOTEA

Qué bien huelen los bebes. Huelen a dulce recién hecho, a vientre que florece, a lluvia mezclada con miel y limón. Qué bien huele el pequeño J.

Qué guapos son. Qué ojos tienen y qué sonrisa.

Aparentemente, no necesitan mucho. Un buen par de tetas y unos brazos. Un cambio de pañal. Besos y cariño.

Son frágiles y a veces da miedo hacerles daño. No sabes muy bien cómo cogerlos.

Qué guapo es el pequeño J, y qué simpático. Imposible olvidar lo bien que huele y los ojos que tiene. No me extraña que a su madre se le caiga más la baba que a él.

Hoy me acuerdo de los hijos que no tuvimos, de mis hijos no conocidos, de los hijos que tú tendrás y que no serán míos. Del hijo que pensé tener a la par de L y que no tuve. De L y su hijo.

Hoy me acuerdo del instinto maternal, de cómo vino y se fue por dónde llegó. De cómo es posible el milagro de la vida y de que de un sitio tan pequeño salga algo tan grande. De lo increíble que es el cuerpo humano.

Y quiero felicitar a mis amigas madres por tener el valor de traer al mundo y de cuidar tan bien a sus hijos, y en especial a C, para que siga siendo tan fuerte como siempre.

domingo, 27 de junio de 2010

RE INTELLECTA, IN VERBIS SIMUS FACILLES

“Hay más preguntas que no tienen respuesta que preguntas con respuesta” dice el sabio. Yo me hice muchas preguntas e intenté resolverlas todas, pensando que si no encontraba la respuesta era porque me faltaba audacia. Pero ahora se que no. He aprendido tantas cosas sobre mí en estos dos últimos años, más que sobre cualquier otra. Debo darle las gracias a todas las personas que han pasado por mi vida con mayor o menor gloria.

Hoy me acuerdo de Psicoman, que me dijo que yo era un crack y que era capaz de hacer cualquier cosa. Yo tenía mucho miedo al fracaso, siempre lo he tenido y eso me ha hecho abandonar proyectos mas ambiciosos. Con Psicoman aprendía muchas cosas y por eso le dediqué unos meses de mi vida.

Pero Psicoman estaba muy rayado, a pesar de ser psicólogo. Aún así llevaba razón. Me dejé el miedo y al final tengo hasta un perro, con el pavor que me daban. No sé si lo sabrá pero supongo que se alegrará mucho de que haya superado mi miedo. Me gustaba bastante ir a su casa y tocábamos el piano y la guitarra desafinada de 3 cuerdas. En agradecimiento le regalé una planta que colocó en uno de sus preciosos balcones.

Psicoman también me llevó a la montaña y vimos nevar e intentó que aprendiera su idioma sin mucho éxito. Pero él y yo éramos muy distintos y vivíamos muy lejos y cuando dejé de aprender cosas decidí marcharme.

Y cuando me marché lo eché de menos, nuestras largas conversaciones diarias por teléfono. Y me pregunté por qué. Pero no había respuesta para eso. Y lo volví a llamar, buscando esa respuesta. Pero él se había afrancesado.

Y conocí a Telémaco. Y aquel día fue genial. Bailamos hasta el amanecer, tú con tu nariz de payaso y yo con mi vestido sexy. Me besaste en aquel bar y me dijiste que te llevara dónde yo quisiera. Y así lo hice. Y te llevé a mil sitios, y te enseñé mil cosas. Y tú también me enseñaste a mí. Me gustaba mucho oírte cantar y que me tocaras la guitarra, que me llevaras al campo y a la playa a recorrer sitios bonitos. Me gustaba estar en el chalet y me hubiera gustado bañarme desnuda en tu piscina. Pero me daba vergüenza que me vieran tus vecinos. Me gustaba tu tortilla de patata y tu pizza de jamón con rúcula, tu forma rara de andar y tu voz grave en contraste con tu risa frágil. Me encantaba tirarte del pelo y ver como tenías un ojo abierto y otro medio cerrado cuando me mirabas. Me gustaban mucho tus manos y tus EIAS. Creo que eres el chico más listo que he conocido en mi vida y también el mejor amante que he tenido. Por eso me gustabas tanto. Porque me gustaba tu mente y tu cuerpo, todo el conjunto; y esto créeme, raras veces me ha pasado. Me costó mucho desaparecer porque realmente no quería irme y perderme esos momentos tan buenos que me hacías pasar. Pero no me sentía muy a gusto con la situación y sabía que tú no estabas en tu mejor momento. Es una pena, pero a veces las cosas son así. Porque tu y yo somos muy distintos. Porque tu y yo estábamos lejos en el espacio y en el tiempo. Porque tu y yo no estábamos en la misma situación. Y me pregunté por qué. Pero no encontré nada. Y decidí no preguntarme más. Y me sentí muy triste por no decirte todo esto a la cara. Pero me hubiera faltado el valor y al final te habría dado un beso y no habría sido capaz de decirte adiós.

Todo lo que se a día de hoy es que no soporto ni la tristeza, ni el miedo, ni la indecisión. Que aún recuerdo a J, y aquel día en que conducía mi viejo vehículo y pensé que lo tenía todo y lloré de felicidad. Ha pasado mucho desde entonces y ahora también se que evitaré a toda costa todo lo que me haga sufrir, todo lo que no me convenza, y todo lo que me limite. Y que tal vez esté bien estar un tiempo sola, porque nunca lo hago, porque siempre estoy con alguien. Y que voy a echar mucho de menos a JC. Pero tiene asuntos que resolver importantes y yo se bien lo que es eso y se que él no va a volver.

Y también se que tengo que quedar con MA para celebrar nuestros respectivos finales de curso y para que me de mi regalo de cumpleaños. Creo que es algo para la guitarra. Y se que lee esto pero nunca comenta nada. Y tal vez cuando pasen los años, si seguimos solos, le haga caso y seamos pareja, y nos hagamos viejos juntos. Porque a día de hoy se lo que quiero con respecto al sexo opuesto y es lo que siempre he querido. Y es que me gustaría tener un compañero, no un novio ni un marido ni un rollete ni un amante, no, un compañero. Esto es, alguien que me acompañe. Alguien con quien reír y llorar, con quien compartir mi vida, que sea amigo-amante y que no me pida nada porque yo tampoco se lo pediré.

Mientras tanto me dedicaré a tomar el sol, a nadar en la playa, a destrozar la guitarra, a pasear en bici, a leer todo lo que tengo pendiente, a viajar en vacaciones y mejorar mi inglés, a escuchar canciones nuevas. Y tal vez me vaya sola el próximo fin de semana a Megalocity, porque había pensado en invitar a JC, pero eso fue hace varios días, y a día de hoy ya no tiene mucho sentido. Y puede que acabe besando a un desconocido en una esquina, o me reencuentre contigo en un callejón, o venga una chica a tocarme el culo.

Y tal vez vuelva a pintar, o no, y supere mi miedo al fracaso. Para ello recordaré las palabras de Telémaco en aquella fiesta, que son las más bonitas que me ha dicho nunca nadie en la vida.

sábado, 26 de junio de 2010

EXPERIENTIA DOCET


A las 14:00 he quedado con A, para comer. Tenía muchas ganas de verla. A es la chica más bonita del mundo. Si tuviera que elegir una entre todas las mujeres elegiría a A.

A estaba guapísima y muy feliz. Yo me alegro mucho de que se encuentre bien porque ha vivido momentos muy duros. A siempre me invita, a comer, a beber vino, a dormir en su casa, … Hoy quería invitarla yo. Y me ha dicho que siempre la invito y que ya está bien.

A tiene apariencia de chica modosita y elegante. Es muy educada y muy lista y siempre me hace reír. A ella le puedo contar cualquier cosa. Yo siempre le digo que es la tía que está más buena en el mundo, y que si fuera tío sería mi novia. Antes solían decirnos que si éramos hermanas y a mí me hacía mucha ilusión porque siempre quise tener una hermana y A es lo más parecido.

Con A me han pasado cosas muy graciosas y también he vivido los momentos más tristes.

Hoy le he comentado que me iba a ir a vivir a su ciudad. Así quedaremos más, que hacía más de un mes que no la veía. Yo quiero mucho a A y a toda su familia.

A me salvó la vida; si no llega a ser por ella habría muerto arrollada por un tranvía en Bélgica u Holanda (nunca me acuerdo del lugar, pero tengo grabada la imagen. A veces pienso que todo ha sido un sueño).

A pasa del móvil y de Internet. Me he reído de ella porque tiene una tele vieja en la cocina, que ha tomado prestada de su madre, y ha pensado en comprarse una mejor, pero nunca lo hace porque prefiere comprar otras cosas, como vino y queso, y le da pereza.

A y yo nunca nos hemos enfadado. Hemos pasado épocas de vernos más y otras de vernos menos. A siempre ha estado conmigo cuando estaba triste sin yo pedírselo y cuando estaba feliz, por supuesto.

A es especial y por eso he decidido escribirle esto, aunque nunca lo lea porque pasa de los blogs y ni siquiera sabe que tengo uno.

A A y a mí nos encanta “hacer la señora”, que es ir de paseo por las plazas de la ciudad tomando vinos, cerveza y tapitas, como si fuéramos señoronas muy pijas. Hace unos años, en un día de señoreo, acabamos en una zapatería. A y su hermana se reían por lo bajini mientras el dependiente me colocaba unos zapatos. Yo estaba sentada en un sillón y él se puso a mis pies para atarme unas sandalias rojas a la pierna. Ese día me sentí muy señora. Y A siempre me lo recuerda y nos reímos.

A A le queda poco para engendrar un hijo. A mi me hubiera gustado tener hijos al mismo tiempo que A, para hacernos compañía y sacarlos a jugar. Y A también dice que tendrá más hijos, que para cuando tenga su segundo me apunte yo a mi primero.

A es la única persona de la que escucho consejos.

miércoles, 16 de junio de 2010

PRIMAVERA


El capítulo se cerró.

Había estado pensando en cómo y cuándo, de qué manera. Al final no hice lo que me hubiese gustado, lo que realmente quería hacer, pero estaba cerrado. Había conseguido mi objetivo.

Me dediqué a recordarlo todo, desde el inicio al fin y me entristeció bastante, tanto que acabé llorando mientras daba una clase. Tanto que la gente que había alrededor lloraba conmigo mientras me decían que estaba muy rara y muy triste últimamente. Lleváis razón. Pero he cerrado la puerta porque no soporto la tristeza, y creo que me he vuelto a dejar la yema del índice como cuando tenía cuatro años, y va a empezar a salir sangre y se me volverá a caer la uña, seguro.

Para Punset la felicidad es la ausencia de miedo. Y yo tenía un miedo atroz. Miedo a caer en la desesperación y miedo a quererte o a que me quisieras. Me conformaba con dar pequeños pasitos y crear ese mundo donde tú y yo hacíamos cosas divertidas, sin dar explicaciones, sin pensar en nada, donde nos refugiábamos para huir de nuestros respectivos demonios.

Pero el demonio vino a buscarme el otro día y me dijo que me anduviese con ojo, que me estaba vigilando. Señor demonio, por favor, no sea usted malvado y déjeme un respiro. Lo siento señorita desastre, yo he venido aquí para joderla a usted y creo que no me iré hasta que lo consiga. Es más, pienso quedarme un buen tiempo. Vale, si usted quiere joderme a mí, pues creo que yo también seré empática y le intentaré corresponder como se merece.

Y te eché de menos. Y pensé en llamarte, para avisarte de los demonios, para decirte que había llorado y que hacía tiempo que no lloraba así, y para enviarte un beso como los de antes. Pero no lo hice y no lo haré. Había un principio y un fin. Y prefiero recordarlo todo así, entre llantos y risas, entre besos y porros, con cerveza barata fría y garbanzos con almejas.

jueves, 10 de junio de 2010

THE FLIPPED BOYS


En la especie humana, en su mayor parte debido al cambio climático y a la mala alimentación, es decir, al cambio de tener una vida de mierda a pasar al clímax y a la mala alimentación por parte de las féminas, se ha producido una transformación en el genotipo de los individuos masculinos.

Los flipped boys surgieron hace poco gracias al aumento desorbitado y poco controlado de su ego por parte de las mujeres de alrededor. Ya desde pequeños, las madres van alimentando ese ego para que sus chicos no adelgacen en hombría y se hagan fuertes y provechosos.

Un flipped al principio es una una persona triste, con baja autoestima, que se pasa la vida lamentándose de su existencia. Aún así, los flipped tienen potencial, sólo que no lo han sabido encontrar.

Las chicas merodean alrededor de ellos sin hacerles demasiado caso, hasta que zas! Llega la típica aminomeimportaqueseasuntirado que lo mira tiernamente y al final se enamora.

Aminomeimporta no tiene problemas con su vida así que decide ayudar a su recién estrenado novio flipped a que su día a día funcione mejor. Le ayuda en todo lo que puede y va solucionando sus carencias. Flipped boy empieza a engordar. Su novia le recuerda cada día lo guapo y lo especial que es y lo mucho que le importa (a ella, no al resto del mundo) a lo que Flipped empieza a tener obesidad egocéntrica. El chico que estaba triste se torna en una especie de orangután que empieza a volverse contra su novia: pues yo pensaba que tú eras más guapa, y más lista, y mira esa tía que buena, estoy buenísimo, soy super listo.

Aminomeimporta se levanta un día ahogada en su propia mierda: He creado un monstruo!!!! Y decide correr rápidamente, porque no puede irse volando, antes de que su flipped novio (que prefiere a cualquier chica antes que a ella) aparezca y muera devorada por su ego.

viernes, 4 de junio de 2010

TEMPUS FUGIT


Te conocí hace mucho tiempo y en aquel momento ni se me ocurrió acercarme a ti. Alguien me dijo que yo te gustaba a lo que respondí con una enorme sonrisa. Pensé que hubiera sido genial conocerte más y entonces supe que algo en mi vida no iba bien, porque si pensaba en conocer más a alguien qué coño estaba haciendo que estaba con otra persona.

Como por aquel entonces mi grado de percepción de la realidad y actuación en consecuencia estaba bajo mínimos, decidí no hacer nada, ni para un lado ni para otro, hasta que un día, sin esperarlo, un extraño me soltó un beso. Yo me dejé llevar y me di cuenta de que mi vida iba aún peor y quécojoneshagoyoaquíconestetío.

En fin, que me he ido dedicando en este tiempo a dejarme querer a veces y a querer poco. Otras veces también he querido mucho pero sin que me hicieran demasiado caso. Siempre poniendo escudos y barreras para que nadie venga a hacerme daño.

He encontrado, porque he buscado poco, historias que no me llevan a ningún sitio, que aminoran mi velocidad mientras sigo con mi vida y creo que no son más que tapaderas para intentar limpiar mi eterna desgracia sentimental.

Porque los demás nunca se enteran de nada y yo menos todavía.

Siguiendo la filosofía planetaria me vienen dos frases a la cabeza “si tu no me quieres tampoco te quiero yo a ti” y “eres bonita y no te has casado”. Además de esta filosofía barata, por la cual se rige mi vida, pienso a menudo en las cosas que dice Punset, en su búsqueda hacia la felicidad. Para mí, todo lo que dice este hombre es completamente cierto. En la búsqueda hacia la felicidad existen varios caminos; unos son largos y otros son atajos. Las cosas que nos producen felicidad son en primer lugar la comida y el sexo, sin las cuales no se perpetuaría la especie. Además tenemos la música y el arte. En última instancia están los atajos, que serían las drogas: tipo tabaco, alcohol y de ahí para arriba. Y yo sigo pensando que es cierto porque las cosas que más felicidad me producen son esas.

Disfruto con la comida hasta el punto de estar diciendo ummm a cada bocado.

Adoro el sexo

La música me vuelve loca.

El arte. Ese eterno amigo-enemigo con quien no supe hacerme entender y al cual admiro.

El alcohol mola que no veas

El tabaco me parece un vicio absurdo pero me encanta

La droga…

Todo este compendio de felicidad me lleva a los siguientes pensamientos vitales:

Cuando se piensan mucho las cosas es porque no están bien.

Los impulsos, las emociones, los sentimientos, no nacen del corazón, por muy romántica que sea la idea, sino de la cabeza. Un impulso y zas… a veces metemos la pata y otras veces se nos ocurren ideas increíbles Estos impulsos son la vía más directa que tiene nuestro cerebro, brain en inglés y cervello en italiano; nos ayudan a actuar más rápidamente y nos hacen tener más ideas creativas que el pensamiento meditado. Si no fuera por ellos no existiría ni el arte ni la música y no seríamos capaces de enamorarnos (y con esto me refiero a enamorarnos de cómoesposiblequemegusteamiestetío).

Si te pasas la vida pensando en el mañana, no te enterarás ni una mierda de lo que estás viviendo hoy.

A veces me siento desgraciada sin motivos, a veces me troncho de risa yo sola. A menudo me siento rara. Normalmente se que nadie me entiende.

Se que no encajo en ningún sitio, por eso tengo amigos de todo tipo.

No espero nada de nadie, ni bueno ni malo.

No quiero depender de nadie, en ninguno de sus aspectos.

No soporto que me repitan las cosas.

A veces me enrollo tanto hablando y escribiendo que yo misma pierdo el hilo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

SWIMMING TRUNKS

Lo mejor del día fue el beso de aquella niña de 6 años, pequeña, ligera....
Se me abrazó y me besó. Yo correspondí con un fuerte arrullo y le pregunté que por qué me daba un beso a lo que me respondió con un guiño.
Qué especiales son los niños y qué divertidos.
Las chicas hablaban de los novios que tenían o de los chicos que les gustaban.
Yo miré a mi lado y vi a mi primer amor y miré más lejos y vi al último. Qué curioso, nunca lo había pensado. El primer chico que me gustó está aquí, y ni me acordaba.
Tenía, porque ahora se le nota menos, un precioso blonde read hair y unas pecas increíbles.
Estábamos en primero de la E.G.B. Era un poco torpe y yo por aquel entonces era la delegada de la clase. Siempre me preguntaba cosas.... que en aquellos tiempos sólo sumábamos y leíamos.
A mi me encantaba hacerme la listilla y explicarle todo lo que sabía. Me volvían loca sus pecas y su aire pusilánime, casi enfermizo.
Ahora que lo pienso y que lo veo o que lo veo y lo pienso me enternece recordar. Cómo cambiamos. Cómo sentimos un día una cosa y otro día otra. Cómo me gustaban los pelirrojos.
Cómo es posible que me gustara este tío, que no sabía ni sumar. Qué lista era de pequeña y qué tonta me he vuelto con los años. Qué listos son los niños y que absurdos los mayores.

viernes, 21 de mayo de 2010

DANCING IN YOUR EYES

Hoy me hablaste de Pina y de lo impresionante que era esa señora. Delgada, ligera, fumaba como un carretero.

Asombrada, como de costumbre, por las maravillas de los cuerpos ágiles, rítmicos y firmes, pienso en cómo me gustaría hacer …

Me gustaría ser capaz de moverme como una pluma por el viento, de correr y tener la sensación de ir volando -porque mis pies no tocan el suelo-, de saltar y girarme a la vez hacia delante y hacia detrás. De bailar.

De Tango a clásico, de subirme descalza a un árbol y colgarme de un pié con la cabeza hacia abajo.

De descolgarme de la cuerda enroscada con las piernas abiertas y los dedos estirados. De subirme con una mano y columpiarme.

De que me sujeten por la cintura y me trasladen saltando a otra parte, de que me agarren con una mano y me den vueltas sin cesar.

De ser capaz de andar de puntillas sin aparentar movimiento, de mover los brazos como un cisne o como un brazo mecánico.

viernes, 14 de mayo de 2010

HOMO SAPIENS SAPIENS

MAÑANA

-Qué buena estás, arrgghhhh

Me giro y hago como que no le he escuchado.

-Si con ropa estás tan buena, como estarás sin ella, buff.

Le miro a los ojos y le respondo con gran enfado:

-Haz el favor de no decirme más esas cosas.

-¿Por qué? Si son verdad. Vente conmigo a almorzar. Te invito.

Hago balance y pienso: cómo es posible que estés tan aburrido que siempre estás igual. Llevas 5 años así. Siempre te ignoro pero ya estoy cansada. Te empiezo a hablar mal a pesar de que va en contra de mis principios. ¿Por qué lo haces? Te digo una y mil veces que no me hables así y no te importa. Soy educada pero tengo un límite. Hoy he estado a punto de soltarte una hostia y un puntapié en la boca.

TARDE

Entro al bar.

-Las mujeres sólo sirven para barrer y para cocinar. Barre y cállate, capullo.

El chico está de espaldas pero sé quién es.

-Sólo para eso, bueno y para otras cosas, jo jo jo , para darnos gusto.

Miro a la camarera. Pobrecita, ella no dice nada, se limita a barrer los cristales del vaso roto del imbécil que le habla. Porque este imbécil, que dice esas chorradas, es tan inútil que ni siquiera saber sostener una copa en la mano. Se gira:

-Cuánto tiempo llevas ahí? Has oído lo que he dicho?

-Sí. Me limito a mirarlo con mi cara de asco. Se avergüenza.

-Estaba bromeando.

-Vale. Un solo por favor y el periódico –me dirijo a la camarera-.

Este chico, por decir algo, tiene 17 años y muy poca personalidad. Pide cubatas en los bares e insulta a las mujeres para parecer importante.

-Oye, qué bueno lo del otro día. Ya no me duele.

-De nada.

Salgo a la terraza a fumar cigarros, beber café y leer el periódico. Qué decepción. Yo sabía que era un poco idiota pero nunca pensé que lo fuera tanto. Entonces pienso que cuanto más ignorante es alguien, más tonto me lo parece. Cuánto cobarde por ahí suelto. Te atreves a decirle eso a la pobre muchacha que hace bien su trabajo y te acojonas cuando me ves, porque me conoces, porque sabes que lo que dices no tiene ni pies ni cabeza, porque sabes que yo sé quién eres y sé que eres un cobarde poco inteligente. Joder, te queda poco para cumplir 18 años. ¿Qué ha pasado contigo? Me das mucha pena y decido escribir esto, porque no eres tú solo, porque hay otros como tú que rondan por ahí y hablan con desprecio, como si estuvieran enfadados con el mundo. Pero ¿qué está pasando? Con lo agradable que es ser amable y educado con los demás, con lo barato que es sonreir. Peor para vosotros, se os pudrirá el corazón y se os deshará el alma; caminaréis como trozos de carne con patas y ojos incapaces de articular palabra.

sábado, 8 de mayo de 2010

32 rue vandenbranden

Uff… necesito un respiro. En honor a los post de tetas voy a escribir mi post particular sobre historias de chorras. Todo esto empieza con este pensamiento: Últimamente algunas personas se enfadan conmigo. Me gruñen. Me dicen cosas que no comprendo. Por favor, no puedes venir a decirme esas cosas y que yo salga corriendo tras tus pasos. Otras me dicen: tía, vive y disfruta, aprovecha tu momento, jo que envidia me das. Envidia? De mi? No entiendo nada. Si mi vida es de lo más normal.

Ayer un viejo amigo me dijo que quería encontrar una novia normal y corriente, así como yo, normal y corriente. Pero yo no soy ni normal ni corriente! Me enfadé mucho. Vale, acepto lo de normal pero lo de corriente no. Sí llevas razón, también soy corriente.

Otro viejo amigo apareció de repente. Han pasado muchos años (11 creo). Joder tía estás igual. Tú también. Bla, bla, bla. Pues no, no estoy igual, estoy más vieja y sobre todo soy más madura que cuando tú me conociste. En aquella época me dedicaba a hacer el subnormal y a reírme de cosas que nadie entendía. Sus amigas me decían que era como una niña y me despreciaban por ello. Pues sí, era una niña. Tuve un rollo con su amigo El Cojo que duró algo así como 5 meses (algunos a esto lo llaman tener un amigobio). Yo en aquella época sólo pensaba en mi amado escalador, y en su pelo largo y rizado, y en que me llevara a subir montañas. Cuando El Cojo apareció en mi vida fue como un respiro de aire fresco pero al mismo tiempo se convirtió en una obligación que me fue agobiando (de ahí lo de amigobio) hasta que un día me planté y pensé que no tenía sentido prolongar la situación.

Quiero ir a verte un día a tu pueblo. Me quedaré a dormir debajo de un almendro.

Si, o del puente si prefieres

¿Qué te parece?

Pues que no. Que no quiero que vengas. Que estoy cansada de esto

Eres lo peor… bla bla bla (con mucho enfado)

Pues sí, era lo peor. Si sus amigas (que eran más mayores y bastante más maduras que yo) ya me odiaban antes, ahora me acuchillarían y repartirían los trozos de mi cuerpo por todos los antros de la ciudad. Le expliqué que no tenía sentido “tener algo” cuando no teníamos nada en común. Suena duro, pero es la verdad. Lo único que nos unía era el sexo. No recuerdo ninguna conversación que tuviéramos, nada. No recuerdo su olor, nada. No había nada. No pierdas el tiempo conmigo, tírate a otra tía. Tú y yo nunca tendremos nada, sólo una cama, una plaza y un aseo de bar maloliente. Con los años siempre he pensado que a él lo único que le molestó fue que esa chiquilla inmadura y pueblerina le dejara a pesar de ser un hombre esbelto, con estudios y con gran sentido común.

viernes, 23 de abril de 2010

ABRIL

Estaba en mitad de un examen… mi compañera me lo había pedido y yo gustosamente se lo dejé. Nunca le había dejado el examen a nadie. En el fondo me encantó la idea de que alguien se copiara de mí. Para matar el rato me puse a leer, pero para que el Sr. Profesor no sospechara me puse a escribir:

Hacía ya más de un año que bajaba a la pescadería que había enfrente de mi casa.

Siempre hacía el mismo ritual, iba dos veces por semana y compraba pescado fresco y congelado. La pescadería era regentada por un señor mayor algo antipático y compungido, el Sr. Rihou.

- Por favor, un trozo de bacalao fresco y una sepia.

Siempre le atendía el Sr. Shu, un joven tímido, alto, moreno con ojos negros. Shu apenas le hablaba, ni le preguntaba cómo quería el pescado. Lo colocaba en una bolsa que cerraba cuidadosamente, y dirigiendo la mirada hacia el suelo, se lo entregaba.

Cuando llegaba a casa encontraba, además de su pedido, un par de navajas. La situación se repetía de forma sistemática cada día que iba a comprar.

El Sr. Shu le intrigaba. Nunca le decía nada, se limitaba a observar y obrar en consecuencia.

Aquella mañana fue a comprar pescado y no encontró al Sr. Shu.

Buenos días, Sr. Rihou. Y el Sr. Shu?

No le llame Sr. Ese maldito bastardo. Ayer me confesó que me estaba robando, a mí, vamos…. Ese mequetrefe.

Perdón Sr. Rihou, pero no tenía pinta de ser un ladrón.

Sí, encima me lo confesó el. Me dijo que no podía evitarlo, que sabía que a ella le gustaba. Mejor no preguntes, que hoy estoy de muy mal humor.

Compró un poco de boquerón fresco y una sepia. Se fue corriendo a casa. Qué misterio, el Sr. Shu parecía ser buena gente. Al parecer robaba… Entonces recordó el par de navajas que siempre encontraba en la bolsa de pescado. Se sintió muy extraña, ¿a cuántas mujeres le habría regalado pescado Shu?

La idea de un joven apuesto regalando pescado a sus admiradoras hizo estragos en su mente y en su cuerpo. Qué lástima que Shu se hubiera ido de la pescadería. A ella le hubiera encantado que esos ojos tímidos la miraran y que esas manos con sabor a mar la agarraran. Pensando todo esto, se quedó durmiendo la siesta.

Cuando se despertó, decidió ir a comprar un nuevo libro. Mañana era 23 de abril. Entró a la tienda donde trabajaba su amiga Rei.

Hola Rei, guapa, qué tal va todo? Rei era una mujer muy emocional y expresiva.

Tía, acabo de ver al buenazo, al pescador.

No jodas Rei, a mi vecino?

Si, tía, a ese le daba yo un buen meneo. Y dime, tú que haces por aquí? Vas a comprarme una nueva colección de libros para depresivos? U otro de esos libros de arte abstracto que no comprende ni spm?

Rei, me encanta cuando eres tan explícita. Pues ni una cosa ni la otra. Quería comprarme un cuento. Mañana es el día del libro. No creo que nadie venga a regalarme ninguno.

Yo te regalo uno, pero uno que a mi me guste.

Pasaron un buen rato conversando y después se fue a casa. Últimamente dormía demasiado. A la mañana siguiente, se levantó y preparó café. Hizo tostadas y zumo y se tomó un buen desayuno. Cuando salió de casa miró el buzón. Había algo dentro. Sacó las llaves del bolso y recogió su paquete. Era cuadrado e iba envuelto en papel marrón. No tenía dirección ni remitente. Rápidamente lo abrió. Era un libro: Memorias de un pescador, por Shu Sisozu. Además encontró una nota que decía:

En mi continuo caminar por la vida me he tropezado con criaturas q me han agradado, tú eres una de ellas. Te regalo mi primer libro, recién publicado.

Se quedó quieta, inmóvil, pensando. Shu, escritor. Shú, su vendedor de pescado. Ese chico minucioso y tímido que tanto le gustaba.

Subió corriendo a casa y decidió ponerse enferma ese día y no trabajar. Comenzó a leer y no salió de casa hasta los dos días, cuando hubo terminado de leerlo.

Pensó que Shu era una criatura adorable y que era una lástima que no trabajara en la pescadería. Ya no sabía si lo volvería a ver. La ciudad era muy grande, el sabía dónde vivía ella, pero tal vez era un juego al que ella no podría jugar.

martes, 13 de abril de 2010

RECUERDO


El recuerdo va y viene.

Te sientas a mi lado. Nunca me fijo en ti, pero llevas el pelo más largo.

Tienes ojeras. Estás más feo que antes y me pareces aún más imbécil.

Alardeas, siempre alardeas.

Te sientes poderoso y bello.

Te contoneas. Estás más flaco. Te gusta exhibirte.

Les hablas de películas y de música y ellos se rinden a tus pies.

Les hablas de chicas, de tus conquistas, y ellos quieren ser como tú.

Yo te observo en la distancia. Me entran nauseas.

El recuerdo va y viene. Se me clava un trozo de carne en las entrañas.

Ellas quieren ligar. Yo las acompaño. A mi no me interesa lo que ellos me digan. Son vacíos, necios y no saben bailar. Ni siquiera saben hablar.

No quiero que me mires nunca. No tú ahora.

Tengo un hermoso recuerdo. No lo estropees.

domingo, 4 de abril de 2010

DE PRINCESAS Y QUÍMICA

Entró en el bar y allí estaba él, sentado en un taburete, bebiendo.

- Hola princesa, cuánto tiempo sin verte.

- Hola, no me llames princesa, me molesta.

Se habían conocido años atrás pero ella no lo recordaba. El se encargó de refrescarle la memoria. Le explicó el lugar y la fecha exactos. Era un 28 de mayo. Él llevaba el pelo largo y ella una coleta baja. Le dijo que era una princesa y la besó en la puerta del bar.

Había pasado mucho tiempo. Ella estaba un poco furiosa porque no sabía si realmente había sucedido. Eso no era todo. Pasó el tiempo y se conocieron una tarde, entre cervezas. Él la llamó un día preguntando por otra persona y ella ni siquiera reconoció su voz.

- Tú siempre fuiste mi princesa. Me entristece que yo me acuerde de todo lo que me ha pasado contigo y tú ni siquiera te acuerdes de aquel beso. He besado a muchas mujeres, pero ninguna ha sido mi princesa.

- Lo siento, me sorprende lo que me cuentas. Estoy intentando recordar.

Él la iba analizando, sus movimientos, sus gestos. Ella lo miraba fijamente a los ojos sin desviar la mirada. Le daba un poco de miedo incluso. Era demasiado inteligente, pensaba. Él estaba acostumbrado a jugar con los demás. A ella no le gustaban ese tipo de juegos.

- Cena conmigo un día.

- ¿Para qué? ¿Qué quieres?

- ¿Eres siempre tan chula? Quiero conocer a mi princesa. Tal vez así te vea de otra manera y dejes de serlo.

- No soy chula. No sé si quiero ir. No me fío de ti.

Él le hablaba con prepotencia. Estaba acostumbrado a conseguir todo lo que quería de los demás. Le dijo que se estaba desnudando y que por fin le contaba la verdad. Ella seguía sin entender nada. La invitó a jugar, a escribir 3 frases sin pensar y él además haría lo mismo. He aquí el resultado:

Perdido entre camisas azules

Al amanecer, se dio cuenta de que estaba equivocada

Y tras años de soñar con princesas ví lo real

Bebían, follaban, fumaban, se drogaban

Y al final mis miedos y locuras, al final princesas

Vente conmigo a Berlín. No puedo. Lo siento

Tras escribir el poema conjunto comenzaron a hablar de forma más relajada. Al salir del bar, se despidieron con un abrazo. Ella se fue sola en una dirección. Miró hacia la derecha y vio que él estaba a su lado, que la seguía.

- ¿Vendrás a cenar conmigo, princesa?

- Escríbeme un relato y te lo digo.

sábado, 27 de marzo de 2010

NADADORA


Cuando se despertó por la mañana lo vio todo más claro.

Decidió coger su nuevo “autric” e ir a nadar. Todo se ve más claro cuando uno se sumerge en el agua.

El agua tiene la propiedad de acoger y de elevar a quien lo intenta. Te va llevando, te mece. Es como un enorme abrazo, desde el pelo a las uñas de los pies.

Entre brazada y brazada se entretenía pensando en cómo había sido su vida desde entonces, desde la pérdida.

El tiempo pasa y va llevándose todo lo malo. Recordó la mañana de ayer. Había pasado un buen rato discutiendo sobre banderas, cronistas oficiales y cómo afrontar la pérdida de un ser querido, incluso le habían recomendado un libro.

Nadando era capaz de verlo todo más claro. Se imaginó en aquella habitación con él, en sus últimos días, con su mirada atenta a ella, con sus palabras cariñosas. También recordó las cosas malas, las palabras feas que le había dicho, los gritos, las ganas que tenía de huir siempre.

Pero el tiempo lo había borrado. Lo malo se había ido para siempre. Quedaban las cosas buenas, los momentos felices y nadando, braceando, con cada rolido iba pensando en cada uno de ellos.

También pensó en el ahora y en el mañana y se dio cuenta de que se estaba equivocando. Uno no sabe que se equivoca hasta que no lo piensa bien. A menudo creemos que son los demás los que están confundidos.

Recordó a las personas que tenía a su alrededor. A su amiga Marieta que había decidido dedicarse a fotografiar mariquitas por toda la geografía española; a Juana, que construyó una bonita casa de madera cerca del mar en las praderas asturianas; a Lola, que había decidido no trabajar más y dedicarse a observar a los indígenas de medio mundo para aprender de ellos.

Se había vuelto a equivocar, como siempre, el agua se lo había revelado. También pensó en la noche anterior, bebiendo cerveza y hablando en idiomas diferentes con los de su alrededor. Se le vino a la cabeza una imagen de un enorme encaje de bolillo, con sus hilos y trayectorias difíciles de desvelar. Sí, lo sabía, no encajaba. Pero esto no es nuevo, esto es así.

Salió del agua y se dio cuenta de que él la miraba y de que al cruzar las miradas, había girado bruscamente la cabeza. Pensó que era difícil mirar a alguien con los ojos fijos, y más a cierto tipo de personas. Pensó que no quería que nadie la mirara de esa manera.

domingo, 21 de marzo de 2010

DOMINGO POR LA TARDE

Después de lullaby le apeteció tocar la guitarra.

No había nadie en casa.

Estaba cansada de estudiar cosas que no comprendía y de pensar en gentes que no entendía.

Se había comido un bocata de jamón con tomate acompañado de unas suculentas cucharadas de leche condensada.

“No encuentro el logaritmo neperiano”. Por más que revisó su calculadora científica no encontró dicha aplicación.

Dudó entre película libro guitarra.

Al final se decidió por la guitarra.

Ultimamente dudaba mucho: ente el noise pop y el shoegazing, entre el flamenco y el jazz, entre el comer y el amar, entre el corazón y la cabeza.

“Dios… tendré que preguntarle a algún sabio conocedor de la existencia. Tal vez el sabio Ramiro pueda resolver mi duda”.

Pero Ramiro se había ido de puente, a subir montañas con sus recién estrenados pies de gato.

“Si el sabio Ramiro no me escucha, tal vez recurra al espíritu de alguna vieja gloria filosófica”. Tras este breve momento de reflexión se acordó de su abuela favorita que había fallecido años atrás y de la ilusión que tenía en su mirada.

“Ya sé, ni Ramiro ni nadie, esto es cosa mía y lo he de resolver. Pondré toda la ilusión que pueda y lo conseguiré”.

Tras el chispazo repentino de agudeza mental, como si de un sueño se tratara, se visualizó tocando su guitarra eléctrica junto a David Gahan cantando Personal Jesus.

Entonces comprendió que lo que tenía que hacer era dejarse de tonterías y coger la guitarra y ponerse a tocar.

sábado, 13 de febrero de 2010

ENERO

Se ha pasado la vida esperando, viendo lo que los demás hacen al observarla. Se ha pasado la vida pensando en los demás, intentando que sean felices. Ella ya no es feliz. Lo fue. Ahora quiere, pero no puede. Ya no queda nada de lo que era ella. Piensa que ya no está, que se ha ido. Ya no sabe quién es. Se lo pregunta cada día, pero nadie le responde. Tiene poco tiempo para pensar y eso la ayuda. Ha perdido su capacidad de actuar, de enfrentarse a la vida. Conserva la sonrisa.

Dejó el ballet porque se sentía torpe. Nadie la animó a continuar.

A los 3 meses de tocar la guitarra, la abandonó porque se aburría.

Abandonó la pintura porque no vio que los demás se emocionaran, porque ellos no decían nada y porque ella ya no sentía nada.

Toma, te regalo mi dinero, a mi no me hace falta.

¿Por qué mienten los demás? Ella no sabe.

Ella mira los ojos de los demás cómo la miran.

Ellos le dicen cómo es. Ellos agobian. Ellos le dicen lo que tiene que hacer. Ellos saben.

Ella sólo ve ojos tristes y pequeños, escudos grandes y manos calientes, cuerpos que se contonean, que se peinan y huelen a colonia, zapatos caros, intelectualidad que no lleva a ningún sitio, sexo, alcohol y pasta brie.

En su cabeza sólo hay un deseo, el deseo de siempre, el deseo que nunca se cumple. Lo ha abandonado todo. Vuelta a empezar. Ya no más. Tal vez no este hecha para esto, para ellos, para ellas. Tal vez tenga que aprender a darse cuenta.

Recuerdo aquella nave espacial con mis pestañas y el brillo. Tú delante.

domingo, 24 de enero de 2010

SEPTIEMBRE

Pesaba 50 kg, tenía un diagnóstico de ansiedad, tomaba pastillas para dormir. Tenía los labios hinchados y las tetas pequeñas.

Pero Héctor la miraba con los ojos negros, pequeños.

Te vienes conmigo a un concierto?

Pero Emma no quería, sentía que hacía algo malo.

Al despertar por la mañana pensó que ya era hora de ser persona, se lavó la cara y se puso sus zapatos favoritos. Era septiembre y estaba de vacaciones. No había nadie a su alrededor. Había pasado tanto tiempo sin hacer planes sin él que ya ni lo recordaba.

Pero Héctor la llamaba. Ella estaba sola, más sola que nunca había estado. Más triste que nunca y más flaca que nunca.

Y Héctor la llamaba. Le decía que era una persona única. Y Emma no quería saber nada.

Y Héctor se cansó y dejó de llamarla. Emma se sintió muy triste y decidió ir a verlo. Tomó el coche y recorrió varias decenas de kilómetros y allí estaba Héctor, sentado en una roca, mirando al mar, comiéndose un bocadillo de berberechos.

- Me gustas y no quiero que te vayas lejos. Quédate conmigo por favor… llevo mucho tiempo sola, no tengo a nadie, sólo te tengo a ti. Eres mi único amigo.

- Pero yo ya tengo amigos, yo no quiero un amigo. Yo quiero una novia.

- Pero yo no sé si sabré… mira que yo estoy muy mal… y tal vez te haga daño

- Pero yo quiero que tu me quieras.

- Y yo quiero quererte pero no se si podré. Déjame intentarlo.

- Echémosles los berberechos y el pan a los peces

- Probemos con un beso.

jueves, 14 de enero de 2010

Debo aprender a despedirme. Nunca lo consigo, mira que lo intento. Por qué me cuesta tanto decir adiós? Siempre igual, siempre con todo. No puede ser. Debo aprender.